John Foster Dulles, famoso secretario de Estado del presidente estadunidense Dwight Eisenhower, declaró ante los medios que Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses. Esto lo manifestó en la década de los 50, cuando iniciaba la guerra fría y el mundo se dividía en dos bloques: el capitalista y el comunista.
Esta famosa declaración, aunada a la teoría de la real politik, donde se expone que en política y relaciones internacionales únicamente los intereses tienen importancia, y no los buenos sentimientos y la solidaridad, ha permeado entre las naciones del mundo. Sin embargo, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado que la solidaridad, la empatía y el amor al prójimo sí existen en el ámbito político y tienen consecuencias muy benéficas para los pueblos.
En mi experiencia también puedo dar testimonio de que existen organizaciones, personas y líderes con buenos sentimientos e ideales de vida. Sí existe la solidaridad y cooperación entre países y pueblos enteros para lograr objetivos de beneficio colectivo.
La semana pasada estuve de visita en la ciudad de Washington. Sostuve reuniones con Lizbeth Schuler, primera mujer en ostentar la presidencia de la Federación Americana del Trabajo (AFL-CIO) y su cuerpo directivo, el senador Sherrod Brown, de Ohio, los congresistas Jimmy Gómez y Earl Blumenauer, así como Thea Mei Lee, subsecretaria del Trabajo; Matthew P. Levin, el director de Comercio y Asuntos Laborales; Héctor Sánchez, líder de migrantes y presidente del Consejo de Planned Parenthood (Paternidad responsable), y Mi Familia Vota; Iván X. Eskildsen Alfaro, ministro de Turismo de Panamá, e inclusive con Mike Singletary, legendario linebacker de los Osos de Chicago y head coach (entrenador) de los 49ers de San Francisco en la National Football League.
Estas reuniones estuvieron encaminadas hacia diversos objetivos que convergen en la solidaridad y la cooperación en beneficio de las y los trabajadores, sus familias y las personas más desfavorecidas. El mundo cada vez es más desigual y necesitamos unirnos como seres humanos para cooperar efectivamente en relaciones de beneficio colectivo y no bajo las reglas tradicionales de las relaciones suma cero y de beneficios personales.
Estoy muy satisfecho de esta visita, donde pude llegar a acuerdos con personas que ya conocía y mantenía una amistad y compañerismo de años, así como con nuevos dirigentes y políticos, lo cual nos permitirá fortalecer una lucha transfronteriza por la dignidad de la clase trabajadora, dentro y fuera del nuevo Tratado de Libre Comercio firmado entre México, Canadá y Estados Unidos (T-MEC).
La solidaridad sí funciona, y soy vivo ejemplo de esto. Cuando ex presidentes neoliberales mexicanos, coludidos con algunos empresarios de mucho poder económico, emprendieron una persecución política en mi contra, las y los trabajadores del mundo me otorgaron su apoyo incondicional para poder seguir luchando con mis compañeras y compañeros mineros en una lucha desigual que, con el paso del tiempo, se convirtió en nuestra fortaleza y así pudimos obtener la victoria final.
Actualmente, y como senador de la República, llevó más de tres años legislando y promoviendo iniciativas de ley que han tenido un gran impacto positivo en millones, así como liderando al heroico Sindicato Nacional de Mineros y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT). Los que luchamos por exigir respeto, justicia y por la dignidad de la clase trabajadora y de los mexicanos somos más. Si nos unimos para no dejar que pisoteen nuestros derechos, lograremos vencer y avanzar hacia las causas justas y de mayor democracia y bienestar para toda la población.